viernes, 4 de diciembre de 2015

Venir a morir tan lejos

OPINIÓN 
                                                                                                                                                       J E S ú S   R O J A S   R I V E R A 

No quiero abundar en las versiones de la desaparición y la probable ejecución de los turistas australianos. No voy a caer en el juego de las especulaciones porque en asuntos como estos, hablar fundando el juicio en supuestos y "asegunes" es cuando menos nefasto. En concreto: Dean Lucas y Adam Coleman están formalmente desaparecidos, su vehículo fue localizado calcinado en el municipio de Navolato con dos cuerpos dentro, la autoridad está verificando la identidad de los fallecidos y sobre el particular se abrió una investigación de oficio por el delito de homicidio doloso. Lo demás es alegoría, imaginación o mitote.

89 mil 200 notas periodísticas –más las que se suman todos los días- le dan la vuelta al mundo con el tema. Diarios ingleses, canadienses, americanos, españoles, franceses y por supuesto australianos dan cuenta de la nota, algunas redactadas con información precisa, objetiva y puntual, otras son verdaderas piezas de literatura y ficción.

Los ojos del mundo voltearon a Sinaloa, ese estado peligroso referente mundial del crimen organizado, cuna de mafias millonarias de poderío internacional. Esa fama tan nuestra no se ganó en este sexenio, ni en el pasado, tampoco del 21 de noviembre a la fecha. Sinaloa tiene ganado un espacio en la percepción mundial como uno de los lugares más peligrosos del orbe por múltiples factores, sería ridículo limitarlo al caso de los australianos.

Ahora todos están consternados, a todos les "sorprende la violencia" y se dicen indignados. Ahí está el Diputado de Guamúchil, César Freddy Montoya presidente de la Comisión de Seguridad del Congreso quien ha sido un legislador silente, que siempre ha regalado excusas y esquivas para emitir opinión en los temas de seguridad y hoy, en medio de la ola de declaraciones sale a pedir "coordinación a las autoridades".

Qué decir de Miguel Calderón, Alcalde del municipio en cuestión, otro actor político que mantuvo silencios respecto al estado de ingobernabilidad en sus tierras y hoy en medio de la bulla, hace presente su opinión distraída, calificando la región de la desaparición como "el triángulo de las bermudas", en un desplante de inoportuna desfachatez.

En la poca memoria que nos acompaña se nos ha olvidado que en Sinaloa han matado colombianos, españoles, hondureños, estadounidenses, pero sobre todo matan y han matado sinaloenses; políticos, empresarios, estudiantes, amas de casa, periodistas, médicos, cantantes, delincuentes, abogados, activistas y líderes sociales, de todo y en miles. Pero esos no tienen la fortuna de contar con presión internacional o diplomática para el esclarecimiento de sus crímenes, la regla pareciera ser: a menor retrato socioeconómico mayor la posibilidad de impunidad.

En estos días la clase política tomó los micrófonos para señalar su indignación por el caso de los surfistas australianos, todos hablan del hecho pero a nadie parece importarle el fondo. Sinaloa tiene un enorme mal que se llama impunidad, hermana de la corrupción, condicionante para el estado actual de las cosas, esa que sorprende a los hipócritas.

Los viajeros vinieron a morir tan lejos para demostrarnos que estamos ausentes de la solución de un problema porque hemos hecho mal el planteamiento. La violencia atacada únicamente con violencia no nos ha dado resultados, debemos explorar otros caminos, el de la legalidad por ejemplo, también deberíamos buscar respuesta a nuestros males en la igualdad y justicia social, pero sobre todo en la congruencia.

No hacen falta penosos y lamentables escándalos internacionales para darnos cuenta de nuestra realidad, no hace falta exhibirnos como lo que todos creen que somos, sino como lo que queremos ser. Las cifras del gobierno nos muestran una reducción en los crímenes, pero ante la visión internacional somos un paraíso peligroso, clasificado como un lugar no apto para visitarse. Nosotros estamos seguros que eso no somos, pero la pregunta es: ¿Cómo demostrárselo al mundo? Luego le seguimos...

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