viernes, 5 de febrero de 2016

El PRI cicatriza, el PAN se desmorona y ¿Frías?

O P I N I Ó N 
                                                                                                                                                J E S ú S   R O J A S   R I V E R A 

Todo apunta a que en la alianza PAN-PAS la designación de la candidatura será para Héctor Melesio Cuen, me atrevería a apostarlo por el siguiente argumento: si Cuen no es el candidato simplemente se va de la mesa, rompe la alianza. El planteamiento sobre la "Gran Alianza" en la que originalmente se incluía al PRD, partía de un supuesto: la unidad de los tres partidos podría ejercer un contrapeso al PRI y su desconocido candidato.

No pasó ni una semana cuando el PRD rompió la alianza argumentando un inequitativo reparto de las posiciones en las regidurías y las diputaciones. En el fondo las columnas apuntaban a que el verdadero motivo de la ruptura era la inminente candidatura del ex Rector de la UAS y dirigente del Partido Sinaloense. Ese mismo supuesto mantiene confrontado al panismo en dos grandes grupos, los panistas-cuenistas y los doctrinarios.

El PAN no falló en la estrategia, la alianza es obligada ante la inercia que marcan sus resultados electorales en donde los números son fríos: el PAS es un partido que crece en preferencias, mientras el PAN en Sinaloa se desploma de manera impresionante. En ese sentido el PAN necesita más del PAS, y así se nota, así lo demuestran los panistas que claman la candidatura de Melesio Cuen.

Pero en los escenarios, los artífices de la alianza no dimensionaban el tamaño de la fractura que causaría la imposición de Cuen entre los panistas. Se lo imaginaban, pero no sabían con certeza la profundidad de la herida intestina. Cierto es que el de por sí disminuido PAN no caminará unido a la elección, mandando en ello un mensaje de repudio al candidato que en nada abonará a la difícil campaña que le espera.

En el PRI las cosas pintan menos dramáticas, las dudas de traición y las amenazas de fractura se disipan lentamente, la institución política le acomoda el camino al candidato que se sigue mostrando sorprendido por la encomienda encargada. Quirino es el producto de las circunstancias, el ejemplo más claro de que la política sinaloense es todavía azarosa, coyuntural e incierta.

La distribución de las candidaturas a las distintas alcaldías y diputaciones da la oportunidad del reparto de los premios de consolación; hijos, amigos y apadrinados de los pretensos aparecerán en las boletas, algunos aventurados incluso se reparten las próximas secretarías.

Mientras los partidos viven y procesan sus conflictos, el candidato "independiente" Francisco Frías Castro parece no correr con suerte, pues se le está complicando la recolección de firmas. Le está costando mucho hacer suyo el discurso no partidista, necesitará dar golpes duros para ganar legitimidad discursiva y con ello pensar en alcanzar las firmas.

La maniobra más clara en este sentido la expuso en la amenaza de impugnación de las alianzas. En breve sabremos si la declaración pública del ex priista se acompaña de acciones contundentes en los tribunales, o si es solo parte de una estrategia para marcar distancia del partido que lo cobijó durante más de cuarenta años.

Frías tiene una oportunidad irrepetible para demostrar verdadera independencia: las alianzas del PRI y sus aliados, como la del PAN-PAS tienen hilos delgados, vulnerables en un proceso jurídico electoral que salga de las instancias locales. Si las resoluciones de la autoridad electoral en Sinaloa siguen la lógica de los acuerdos y no del derecho, este proceso inevitablemente terminará definiendo lo importante en los tribunales, no en las urnas, y eso sería un retroceso imperdonable. Luego le seguimos...

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