viernes, 31 de octubre de 2014

Operación difamatoria @Belindapop

O P I N I Ó N 
J E S ú S   R O J A S   R I V E R A 
Viernes 31 de Octubre de 2014

Alejandro Páez Varela es un periodista con amplia trayectoria en medios de comunicación impresos y digitales del País. Se inició como reportero y ha desempeñado con éxito todas las responsabilidades editoriales en periódicos de la capital y otros estados de la República. Desde el 8 de octubre del presente, su casa editorial Sinembargo ha sido blanco de ataques y hostigamientos. El pasado sábado 25, él se convirtió en objetivo de guerra. 

El periodista ha publicado sobre narcotráfico, desapariciones forzadas, trata de personas, nexos del narcotráfico y candidatos, corrupción gubernamental, etc. Escribe con puntualidad periodística y describe con amplitud literaria temas que molestan a la clase política mexicana, tiene el perfil del periodista que nadie en la función pública quisiera tener de enemigo. 

Desde hace unos días Páez Varela libra una batalla en redes sociales defendiéndose de una campaña difamatoria en su contra. El origen de los ataques es desconocido, el enemigo subterráneo, escurridizo, hábil para manipular las redes sociales y con amplios conocimientos en "campañas de desprestigio social-media". 

Facebook y Twitter han sido las arenas principales en esta batalla cibernética. Medios alternativos de comunicación utilizados como plataformas de lanzamiento de misiles con 140 caracteres. Los enemigos de Sinembargo lo saben, tiene medidos sus impactos. En una primera línea de fuego, el ataque de Páez Varela llega a 11 mil 200 seguidores en Twitter y 6 mil 136 amigos en Facebook, los que saben de estrategia de comunicación en redes sociales predican una máxima "lo más importante no es cuántos seguidores-amigos tengas, sino quienes te replican y comparten para crear audiencias", en estas batallas tan importantes son los contenidos como las interacciones. 

El periodista tiene por él, pocos números, pero la red donde comparte e interactúa es el círculo rojo de la comunicación en México. En su grupo de amigos y seguidores se encuentran los que marcan tendencia nacional en la difusión de noticias. A Páez Varela lo apoyan periodistas y escritores con un grueso de seguidores importante como su compañero Jorge Zepeda Patterson director de Sinembargo con 40 mil 068 seguidores, Sanjuana Martínez de 81 mil 121, Lydia Cacho con 432 mil 518, Ricardo Rocha 27 mil, Carlos Puig 150 mil 486, Carlos Álvarez 27 mil 400, Paco Ignacio Taibo II con 183 mil 488, Jesús Robles Maloof 45 mil 660, Carmen Aristegui 2 millones 417 mil 934 seguidores; entre muchos otros reconocidos columnistas, periodistas y artistas con miles y cientos de miles de seguidores. Aunque esto no debe tomarse como una suma aritmética en tanto que la mayoría de los "followers" son comunes y se siguen unos a otros. 

Cuando sus adversarios hicieron la valoración cuantitativa del ataque, analizaron la única posibilidad de vencerlo: la farándula. Ahí donde no penetra el círculo rojo, donde la discusión pública es trivial y el "chisme" y el escándalo acapara la oportuna atención del segmento donde, además, no se estila el derecho a réplica. 

Por eso eligieron a una cantante pop como plataforma del ataque con 7 millones 268 mil 256 seguidores, garantizando la expansión viral de las acusaciones. Desde el sábado pasado y durante cuatro días, desde la cuenta de la cantante Belinda, en Twitter @Belindapop se leían mensajes como: "Tengan cuidado y denuncien estos casos hoy detuvieron a Alejandro Páez Varela, escritor y periodista de sinembargo.mx por ser culpable de más de 15 violaciones a niños, COMPARTAN y DENUNCIEN para acabar con estas personas". 

Atacar la reputación de un periodista es una artimaña vieja, practicada y perfeccionada durante muchos años en la política nacional. Por eso el origen del ataque contra Alejandro y su casa editorial apunta para allá, para las cloacas del sistema. No debería extrañarnos que los arteros ataques sean pagados con recursos públicos federales, estatales o de una delegación capitalina llamada Cuajimalpa, donde gobierna un "Mirrey" blanquiazul adicto a las redes sociales, al pop y a los escándalos de arrabal. Luego le seguimos...

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