viernes, 17 de marzo de 2017

¿Perdimos un diputado?

OPINIÓN

                                                                                              Jesús Rojas Rivera

La redistritación electoral aprobada por el Consejo General del Instituto Nacional Electoral dejó a Sinaloa con siete distritos electorales uninominales, hasta la semana pasada eran ocho. Los procesos de redistritación son mandatados por la Constitución y Ley Electoral, buscan adecuar la geografía electoral a criterios poblacionales en lapsos hasta de 10 años. El Sinaloa de ahora tiene una composición distinta en el número y distribución de electores que hace unos años.

Al igual que Sinaloa, otros estados del país como Oaxaca, Veracruz, Puebla y Ciudad de México recortaron sus distritos, en contraste Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Quintana Roo y Querétaro sumaron los distritos que las entidades suprimieron. Al final, por mandato constitucional, México seguirá dividido en 300 distritos electorales y cinco circunscripciones. 

Redistritar no es un proceso sencillo, no parte de la ocurrencia, la Ley establece varios criterios para realizar un proceso de modificación de la geografía electoral. Buscan garantizar una representación política equilibrada para conformar una Cámara de Diputados con legisladores que representen, más o menos, la misma cantidad de ciudadanos.

El primer criterio es el cumplimiento a la norma constitucional sobre el número de distritos totales que se deben tener en el País y por cada circunscripción. El segundo criterio tiene que ver con la determinación del número de pobladores por distrito que resulta de la división del último censo estatal sobre el número de distritos que tendrá la entidad. Como vemos, en este primer y segundo criterio las reglas son más que claras.

El tercer criterio tiene que ver con la población indígena de las comunidades a distritar: en caso de que en el territorio existan municipios con el 40 por ciento o más de población indígena tendrán prioridad para la conformación del distrito. En el caso de Sinaloa la población indígena más alta se encuentra en los municipios del norte pero ni remotamente las minorías étnicas representan el 40 por ciento de la población municipal.

El cuarto criterio dice que los distritos deberán conformarse preferentemente por municipios completos, es decir, evitando la fragmentación municipal. Este criterio no se mantuvo del todo a salvo porque Mazatlán quedó fragmentado en dos partes. El quinto criterio habla de la compacidad, es decir que en medida de lo posible los distritos en cuestión tengan una forma lo más parecido a un polígono regular. Esto tampoco fue del todo posible dado que la geografía de nuestros municipios y de nuestra propia entidad federativa tiene formas muy accidentadas correspondientes a nuestro relieve y orografía. 

El sexto criterio expuesto por el INE y su Comité Técnico de los trabajos de distritación habla sobre la facilidad para la comunicación y el traslado al interior de los distritos, es decir, que sus cabeceras municipales estén comunicadas y de ser posible integren a más de 2 mil 500 habitantes. El séptimo criterio pide tomar en consideración los límites generales de los distritos que actualmente se tienen y evitar que las nuevas unidades geográficas presenten “discontinuidad”. Pero sin duda el más interesante de todos los criterios es el octavo que considera factores socioeconómicos y accidentes geográficos, a este criterio también le llaman el criterio de acuerdo de los partidos políticos.

Como podemos ver, eso de que Sinaloa perdió un distrito no es necesariamente cierto, ninguna entidad es dueña de un número determinado de curules federales. El criterio de representación en la Cámara de Diputados no es por territorios, sino por la población. Es probable que, por la cultura política sinaloense, derivada de muchos años de representación legislativa territorial, tengamos por idea que cada municipio debe tener un diputado. Muchos años le costó a la clase política de nuestra entidad entender que la representación en los congresos va más allá de localismos y defensas pueblerinas. En estricto sentido Sinaloa no pierde lo que no se ha hecho valer, no debemos pelear por más diputados, sino sólo por los necesarios haciendo su trabajo de manera eficiente. Luego le seguimos…

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