J E S ú S R O J A S R I V E R A |
Cada vez es más frecuente encontrar en los diversos medios de comunicación de nuestro estado temas sobre la "fashion politics". Es decir, discusión pública centrada en el análisis de elementos de la moda o la imagen de los políticos; sobre el costo de sus relojes, la marca de su ropa, la talla de sus conjuntos, entre otros accesorios estéticos que resaltan la superficialidad de asuntos que no debieran ser importantes para la discusión pública.
Cuando se discute sobre elementos triviales e insustanciales para la vida pública de un estado, lo primero que debemos preguntarnos es: ¿Qué temas se dejan de lado al utilizar el espacio de un medio de comunicación para analizar y debatir asuntos de poca o nula trascendencia? Para los teóricos Mc. Combs y Shaw la agenda pública sería una especie de espejo en el que se reflejan los temas que los medios de comunicación dan cobertura, la influencia que estos contenidos tiene sobre los ciudadanos, la calidad en los elementos del debate y la capacidad para incidir en la toma de decisiones de los gobiernos. Es decir, plantean que la selección de las noticias publicadas por los medios de comunicación, tienen un efecto social y gubernamental. Lo interesante es encontrar ¿Cuáles son los efectos que se buscan o los impactos que se pretenden en la publicación de ciertos contendidos? En el caso que nos ocupa, ¿quién gana en Sinaloa trivializando el debate político, y reduciendo su análisis a meros asuntos de farándula? La participación de los medios de comunicación en la construcción de la agenda pública la describe de manera amplia el economista y politólogo Dr. Anthony Downs en su "Teoría Económica de la Democracia". Expone que los ciudadanos se nutren de información que fue recogida, transmitida y analizada por otros, quienes tienen un interés particular en la publicación de los contenidos. El ciudadano termina decidiendo el nivel de información adquirida en función de su costo de oportunidad, es decir, en función de lo que le representa invertir en tiempo para informarse. El espacio público en los medios de comunicación es limitado, la construcción de la agenda mediática excluye temas importantes que pueden "no ser consumidos por los ciudadanos". Los medios juegan un papel fundamental en la educación cívica de los miembros de una sociedad, marcan las pautas de lo común, lo importante, lo urgente y lo extraordinario. La selección de temas para difundir como noticias es también un asunto público de importancia privilegiada, por eso es importante el análisis sobre la "frivolización" de los contenidos respecto a los actores políticos. Al discutir sobre asuntos de la moda y la política, estamos orillando a que nuestra obtusa clase gobernante ponga esmero y cuidado en esos elementos estéticos. Estamos alejando la atención de los políticos de los temas prioritarios y fundamentales, debemos entender que la banalización de lo público tiene consecuencias en la calidad de la democracia. Poco nos debería importar si las mancuernillas de un funcionario público son de Cartier o Ferragamo, si el reloj de la esposa del presidente municipal es Chopard, Rolex o Casio, o si el vestido de una legisladora se redujo o aumentó en tallas. Lo que sí nos debería importar por ejemplo, es si la o los legisladores, bien vestidos o no: cumplieron con su agenda legislativa, discutieron el presupuesto en función de las necesidades de su comunidad, aportaron a la discusión de los temas públicos en sus comisiones y representaron a los electores de manera digna en su encomienda parlamentaria, lo mismo en el llevar de sus administraciones. Nos debería de preocupar también: el respeto a los derechos humanos, los índices de impunidad y violencia, el desvío de recursos públicos a cuentas privadas, el lavado de dinero en cuentas fiscales activas, la explotación de niños jornaleros en los campos agrícolas entre otro centenar de temas de importancia incuestionable. Pero la tarea no sólo es de los medios, también nosotros tenemos responsabilidad como consumidores de la información, si no nos ponemos exigentes en la calidad de los contenidos mañana será lo mismo comprar Vogue, Bazar, Hola, Glamour, o Vanidades que cualquiera de los periódicos de nuestra comunidad. Luego le seguimos... jesusrojasriver@gmail.com |
viernes, 13 de marzo de 2015
La política "fashion"
Opinión
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