viernes, 3 de abril de 2015

Votarán pocos

O P I N I Ó N 
                                                                                                                                              J E S ú S   R O J A S   R I V E R A 


En la semana que concluye diversas voces en Sinaloa hablaron de un tema que será importante para el futuro de nuestro estado. ¿Cuántos ciudadanos participarán votando en la próxima elección? 


El voto es un instrumento infalible para el premio o el castigo de los gobernantes, pero pocos lo entienden así. Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan las instituciones electorales y los partidos políticos se encuentra precisamente en el llamado abstencionismo. Desencantados de sus gobiernos y gobernantes, la mayoría de los ciudadanos no acude a las urnas. Para el politólogo italiano Norberto Bobbio el abstencionismo se define como: "La falta de participación en el acto de votar de quienes tienen derecho a ello". 


Los procesos electorales en Sinaloa han registrado participaciones bajas y muy bajas en los últimos años. Según el Sistema de Consulta Estadística de las Elecciones Federales del INE, la última participación en Sinaloa en procesos federales similares al que vivimos, donde únicamente se eligen diputados federales, rondó en el 41.2 por ciento en 2009, entonces la mayoría de los votantes decidieron no acudir a la urna, los casos más alarmantes se presentaron en distritos predominantemente urbanos como el 2 con cabecera en Mochis, el 7 y 5 de Culiacán y 8 de Mazatlán, en ellos la participación electoral no superó el 35 por ciento. 


El politólogo sinaloense Ernesto Hernández Norzagaray, colega a quien admiro y respeto, aseguró que la participación de candidatos independientes podría volver más atractiva la elección y con ello podríamos esperar un incremento en la votación. Lamento disentir en la afirmación, el presente proceso electoral en Sinaloa es deslucido, intrascendente en las expectativas del elector y con muy pocas luces de llamar a más del 40 por ciento de los electores a la urna. Y lo lamento, porque coincido con las voces que aseguran que la aspiración de toda sociedad democrática debe caminar hacia la participación de más votantes, más informados. 


Desafortunadamente este proceso electoral no llevará a las casillas a más del 40 por ciento de los electores, será una elección cuyos triunfos se definirán en las estructuras de movilización de los candidatos y sus partidos políticos. Las estrategias de campaña de los participantes están trazadas desde las proyecciones de una baja participación. 


William H. Flanigan, politólogo y profesor emérito de la universidad de Minnesota, estudió el tema del abstencionismo y describió puntualmente cuatro niveles que tienen que ver con la valoración de los ciudadanos sobre los candidatos, las campañas y los procesos electorales para abstenerse de ejercer su voto. 


El primer nivel lo llama Bajo interés-Baja participación, o "abstencionismo por satisfacción" en donde los ciudadanos conscientemente no acuden a votar en las elecciones para mandar un mensaje a las instituciones. El siguiente nivel es el de Bajo interés-Alta participación, o "abstencionismo prohibido" esto se presenta en democracias donde existe sanción para quien no emita el sufragio como en Argentina, Costa Rica, Brasil o Italia, es decir, que el elector tiene una estricta obligación de votar. 


Después viene el nivel Alto interés-Baja participación llamado "abstencionismo de choque" se presenta en condiciones de competencia fuerte, de discusión de fondo en los temas de agenda pública y competencia cerrada entre dos o más partidos, pero al final los ciudadanos no salen a votar por múltiples factores. Y por último el ideal para todo modelo democrático el de Alto interés-Alta participación donde el abstencionismo es mínimo y ajeno al desencanto. 


Sinaloa presentará el primer nivel en la clasificación del abstencionismo del politólogo estadounidense, los electores no están interesados y no acudirán a la urna. Se antoja muy difícil que en dos meses de campaña, el órgano electoral, los candidatos y los partidos motiven y convenzan a los ciudadanos en acudir a la urna. El problema es que, idealmente, esta tarea debe ser asumida durante todo el año, desafortunadamente a los organizadores, partidos y los candidatos se les olvida que la democracia es asunto de todos los días, no moda discursiva de temporada. Luego le seguimos...

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