viernes, 18 de septiembre de 2015

El Partido Sinaloense

O P I N I Ó N 
                                                                       J E S ú S   R O J A S   R I V E R A 

El PAS es la construcción de un estratega, es la obra maestra de un movimiento político que detenta el poder bajo cuestionadas formas al interior de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Es la institucionalización en la vía de los partidos de un complejo modelo de lealtades, canonjías y desvío de recursos al amparo de un opaco sistema de rendición de cuentas para las entidades públicas de educación media y media superior en México.

La creación del Partido Sinaloense no es ninguna ocurrencia, los que saben de política entenderán que Héctor Melesio Cuen no es ningún improvisado, conoce perfectamente las limitadas reglas jurídicas de la política y juega al límite en las reglas informales, que son las que terminan dándole lugar en los espacios del poder político local. La creación del PAS le dio un lugar privilegiado en la mesa de las negociaciones, le permite encausar el movimiento universitario más allá de las aulas y le da un espacio para jugar con sus cuadros políticos formados en la "cantera" universitaria.

En México no existe un partido político con las características del PAS, no existe una institución partidista cuyos resultados electorales en su primera elección le retribuyeran tres diputados locales plurinominales, regidurías, una diputación de mayoría y una alcaldía en coalición.

Hace unos meses cenaba en la Ciudad de México con dos compañeros politólogos, estaban trabajando una investigación académica sobre partidos y fuerzas políticas locales. Inmediatamente me preguntaron por el PAS: ¿Qué es eso que lo convierte en una fuerza política en su primera elección? ¿Qué intereses respalda? ¿Dónde generó su estructura, organización y su capacidad de movilización? ¿Dónde está el financiamiento informal? ¿Quién es cerebro detrás del modelo?

Para los politólogos que departíamos en conocido restaurante español de la Colonia Roma, no había duda: en la política no existen milagros y "alguien muy interesante para el análisis" estaba detrás de un fenómeno político-partidista que llamaba la atención de los investigadores sobre todo en la "corrida de números y resultados electorales".

Les compartí una breve semblanza de un político sinaloense llamado Melesio Cuen, de la UAS y su historia en la vida pública del estado. Hablamos del letargo cómplice de la dirigencia del Partido Acción Nacional en Sinaloa, de la confrontación en las tribus del Partido de la Revolución Democrática, de la inexistencia en el terreno local de fuerzas políticas nacionales como el Partido Verde, de la mediocridad de Movimiento Ciudadano y del Partido del Trabajo. Y el empoderamiento del PRI sobre el ala magisterial agrupada en un movimiento llamado Encima que desarticula la fuerza del partido Nueva Alianza.

Coincidimos, Sinaloa es el caldo de cultivo perfecto para una opción política como la del PAS. Una opción oportunista, pragmática, camaleónica que articula sus movimientos en la búsqueda del poder sin la limitación de ronzales ideológicos. El PAS va con todos y por todo, juega al límite, lo mismo hace alianza en un municipio con el PAN que en otro con el PRI, es un partido bisagra que sirve para generar mayorías. Es una maquina electoral eficiente bajo la dirección y el mando vertical de un excepcional operador político.

El PAS será fundamental para el proceso electoral 2016, las opciones de su fundador y líder supremo son amplísimas. La institución política que creó le dará buenos resultados, independientemente de con quien se agrupe para el proceso electoral venidero, el Partido Sinaloense ganará mucho más de lo que tiene ahora. Podría afirmar que están en la antesala de festejar su primer distrito uninominal de mayoría y muy probablemente dos alcaldías.

Pero el PAS no lo puede todo, no podrá por ejemplo: capitalizar votos para Héctor Melesio Cuen. El fundador tiene lejanas posibilidades de ganar una elección, según las encuestas su nombre es muy conocido, pero su aceptación no. No es un imán para la urna, al contrario, resta. En las memorias históricas de los procesos electorales sinaloenses, la última vez que Cuen se presentó en las boletas fue un rotundo fracaso. La imagen de dictador satirizada por los caricaturistas locales lo persigue. El gran arquitecto del PAS puede soñar con todo, menos con la gubernatura de 2016, para esa no le alcanza. Luego le seguimos...

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