viernes, 11 de septiembre de 2015

Los dos caminos del PRI

Opinión
                                                       Jesús Rojas Rivera
En Sinaloa se configura un momento definitorio para el proceso electoral de 2016. Éste se presentará en pocos días cuando el Partido Revolucionario Institucional defina al dirigente que habrá de conducir los caminos del tricolor en las contiendas que se avecinan. La determinación sobre la dirigencia marcará el rumbo que habrá de tomar el partido de cara a los comicios que se esperan. Todo apunta para dos escenarios: el de la confrontación o el consenso.

Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones tienen claro el escenario en Sinaloa. El Gobernador tiene gallo, está preparando sus fichas y saben que un movimiento en falso puede dejar al PRI en una situación incómoda. El PRI es la principal fuerza política en Sinaloa, vive indefinido entre oposición y gobierno sin que esto le reste fuerza, algunos comulgan con el titular del Ejecutivo, otros son contrarios a él. Sin embargo son institucionales y coexisten, están esperando los tiempos, las definiciones.

Al nombrarse al nuevo líder del partido en el estado se tendrá mayor claridad sobre las futuras candidaturas, hasta hoy inciertas. El primer escenario apunta para la definición de un líder conciliador, que lleve de la mano a todas las fuerzas políticas al interior del partido, el escenario de la relativa armonía apunta para que sea un secretario del Gobierno del Estado quien encabece los esfuerzos de la reconciliación.

Deberá ser un priista-malovista, probo en credibilidad, amplia capacidad de negociación y bien visto por los interlocutores puestos en el extremo radical del tricolor, aquellos que llamaron traidor y malagradecido a Malova en los tiempos de ruptura hace poco más de cinco años.

En la configuración del mencionado escenario los amigos del Gobernador tendrían lo suyo, la posibilidad de competir por distritos y alcaldías, sería una distribución "salomónica" de candidaturas que eventualmente ofrecería el retorno del PRI como una fuerza política imparable, ante el "desmorone" de una oposición que vivió cómodamente el presente, sin pensar en la configuración de los escenarios futuros.

La luna de miel entre malovistas y priistas tradicionales comenzaría a gestarse en próximos meses y no tendría visos de final, al menos por el siguiente año. En este escenario, la aspiración sacrificada sería la carta fuerte del Gobernador a la sucesión de su cargo. El eterno juego de las sumas y restas, el bien conocido proverbio de perder para ganar.

El otro escenario es diametralmente opuesto, pone en la dirigencia estatal tricolor a personajes claramente distanciados del Gobernador. Una visión muy parecida a lo que configuró César Camacho antes de irse, mensajes radicales y contundentes contra las aspiraciones de los amigos del mochitense. Una política de puertas cerradas al punto de afirmar que "el PRI aprendió la lección del 2010", en referencia a la derrota por la salida de Malova.

En este escenario no todos pierden al interior del tricolor, a más de cinco años muchos siguen ofendidos, lastimados en el orgullo y el bolsillo por las huestes del Gobernador. Algunos incluso han dicho que el verdadero enemigo a vencer en 2016 es el malovismo inserto en el tricolor. No todos en el PRI Sinaloa están pensando en un escenario de consenso, algunos tienen años queriendo "sacarse la espina".

Pero Peña Nieto y Beltrones –cada uno por su lado- no tomarán decisiones motivados por viejos rencores y rencillas locales, están pensado en la sucesión de 10 gubernaturas, en macropolítica, en la configuración del escenario nacional y 2018. Por eso todo apunta a que la apuesta para Sinaloa será la alianza PRI-Malova, y estamos a unos cuantos días de ver el primer paso de ella. Los aprontados afirman que el garante de la alianza será un Secretario del Gobierno estatal, si esto no sucede y las aspiraciones se truncan, redoblarán los tambores de guerra y entonces sí, se pondrá bueno el ambiente para 2016. Luego le seguimos...



Fe de erratas

En la columna anterior dije que Gustavo Zavala, jefe de la oficina del Gobernador, era mochitense. Agradezco a los amables lectores por aclararme que el encampañado funcionario es oriundo de Culiacán, hago en este párrafo la pertinente aclaración

No hay comentarios:

Publicar un comentario