viernes, 20 de mayo de 2016

El gran problema de Héctor Melesio

O P I N I Ó N

                                                                                                               Jesús Rojas Rivera

No sería la primera vez que escribo sobre Héctor Melesio Cuén, me he referido al ex Rector como un político hábil, inteligente, con amplio dominio y control del tablero. Sabe cómo se obtiene el poder, sabe administrarlo, distribuirlo y concentrarlo. La creación del PAS fue una verdadera obra maestra, en el mes de septiembre del año pasado, en este mismo espacio escribí al respecto: “En México no existe un partido político con las características del PAS, no existe una institución partidista cuyos resultados electorales en su primera elección le retribuyeran tres diputados locales plurinominales, regidurías, una diputación de mayoría y una alcaldía en coalición”. El PAS es una fuerza política cuyas dimensiones han sido menospreciadas por los obsesos enemigos de Cuén.

La política es un ejercicio de construcciones futuras, quien suponga que el capital político de Cuén es producto de la “suerte” o la “circunstancia” comete un grave error. Lo de Héctor Melesio es estrategia pura, el culmen de un proyecto trabajado hace muchos años, previsto con cautela, determinación y detenimiento. Hector Melesio tiene cualidades para conquistar la cima del poder político local, pero dentro de todos sus aciertos ha cometido errores que no le permiten, hasta ahora, volar más alto.

El primero de ellos tiene que ver con los serviles, el grupo de lambiscones que rodean el círculo cercano de su poder. Son animales políticos que buscan el agrado del líder llevando trofeos de caza a la mesa, están al acecho y listos para increpar, cuestionar y arremeter contra todos aquellos que se oponga a los “ideales” -si es que estos existen en las cofradías- del grupo universitario. 

Este grupo de “perros de caza”, pulidos en bravura, ha metido al candidato en varios problemas con actores políticos, sociales y líderes de opinión que no necesariamente tienen animadversión con el factótum universitario. No todos los enemigos de Cuén los ha sembrado Héctor Melesio, muchos han nacido por el daño colateral de la embestida de sus leales, que cegados en la abyecta admiración arremeten contra quienes no deben, faltando a uno de los elementales principios en política: no abrir más frentes de los necesarios.

Esto tiene que ver también con la rudimentaria estrategia de comunicación que acompaña las acciones del líder del PAS. Las huestes cuenistas predican el desfasado dicho de “estás conmigo, o estás contra de mi”, y eso no corresponde en la complejidad de sociedades que caminan en la pluralidad de ideas, intereses y formas de pensar. Para los pregoneros del cuenismo, es dificilísimo entender que se puede “estar de acuerdo en parte” o “desacuerdo parcialmente”. Formados en la idolatría, ellos sólo entienden posturas de negros y blancos, de unos y ceros, amigo o enemigo. Esta torpe visión hace que los neutrales generalmente caminen a lado de los enemigos, en tanto que resulta muy difícil acompañar a su líder en las cada vez más radicales posturas.

Cuén es un hombre de estrategia y cálculo, pero muchos en su equipo parecen no entender que la política se hace con la cabeza y no con el hígado, lejos de ayudarle en la construcción de un triunfo van poco a poco destruyendo la aspiración y con ello el sueño de volar en lo más alto.

Yo siempre me he preguntado sobre los “perros bravos” del grupo universidad: ¿qué tanto actúan por ocurrencia y qué tanto por consigna del líder? Y he llegado a pensar que muchas de las acciones en contra de quienes comparten opiniones distintas, no son necesariamente ordenadas por el mando mayor. Creo, más bien, que son acciones ocurrentes de “pistoleros” con dedos temblorosos a los que de vez en vez se les escapa “un tiro”. Camorreros incapaces de entender que la construcción de un gran proyecto político necesita de más acuerdos que disensos, de más ejercicio del arte político y menos amenazas, persecuciones e intimidaciones.

El ejército es para la guerra, los diplomáticos para la paz, y al líder universitario le urge transitar por el camino de la paz para poder, ahora sí, convocar a la gran masa. El líder necesita jubilar generales de infantería y formar estrategas en el difícil arte de la negociación, la conciliación y el entendimiento, necesita darle paso a nuevos perfiles que entiendan que en política hay cosas que tienen valor, pero nunca tendrán precio. El gran problema de Héctor Melesio es que tiene fauna brava que ladra y muerde en tiempos de concilio, para ganar le urge sacudírselos, no sé si le alcance, el tiempo de campaña es cada vez menos. Luego le seguimos...

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