viernes, 6 de mayo de 2016

¿Cuántos saldrán a votar?

O P I N I Ó N
                                                                                                              JESÚS ROJAS RIVERA

Es la gran pregunta para el proceso electoral que vive Sinaloa, esta interrogante es recurrente incluso en los llamados “cuartos de guerra”, las metas electorales se proyectan en función de la participación ciudadana en las casillas. Pero el número de electores esperado para el domingo 5 de junio de 2016 es incierto. La teoría lo dice: el hartazgo del ciudadano frente a los procesos electorales, la falta de propuestas, las descalificaciones o guerras sucias, la radicalización de las posturas políticas de los candidatos y las fallas en las estrategias de comunicación de los órganos electorales en materia de cultura cívica y participación política, son elementos que alejan a los votantes de la urna. ¿Pasará esto en Sinaloa?

Por ser un tema complejo y de gran trascendencia, me atreví a plantearlo y discutirlo con amigos que saben del fenómeno político-social. Les pregunté: ¿en Sinaloa cuántos ciudadanos acudirán a la urna el mes que viene? Aquí un pequeño ejercicio de contraste para presentar algunas conclusiones generales. 

El doctor César Velázquez es un analista y columnista de mucha experiencia, le tengo gran aprecio y a pregunta expresa me respondió: “Están convocados a votar -en números cerrados- 2 millones de sinaloenses. Yo creo que acudirán menos de la mitad, los ciudadanos están preocupados por otras cosas y no han mostrado interés en el proceso, ahí están las campañas desangeladas. Calculo que será una votación entre el 45 por ciento y el 50 por ciento del padrón. El árbitro electoral no ayuda mucho, se muestra inexperto y con un déficit de credibilidad que no le ayuda en el tema de su legitimidad”. 

El doctor José Manuel Luque Rojas, presidente de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas, es sinaloense, hemos estrechado amistad en el desarrollo de algunos proyectos de investigación, le hice la misma pregunta y me respondió: “Votarán del 50 por ciento al 53 por ciento, a pesar de que son ocho candidatos en disputa, la elección no se ha polarizado, ni cerrado. Los candidatos en competencia no atraen votantes nuevos, van por los votos duros de sus partidos y los otros no figuran como opciones atractivas en la boleta. El órgano electoral se muestra tibio y complaciente ante los grupos de poder, incluso los veo temerosos y renuentes a poner un alto en lo que a todas luces son gastos excesivos de campaña”.

El Senador Manuel Cárdenas Fonseca también me compartió su opinión, él calcula que en un ambiente tranquilo votaría el 53 por ciento, pero que podría bajar drásticamente la votación si “los malosos” comienzan campañas para amedrentar votantes. Sobre el árbitro en la elección, dijo que han sido pasivos y consecuentes con evidentes violaciones al proceso electoral y que el ambiente pinta para enturbiarse aún más.

Yo soy el más fatalista de todos, desafortunadamente -para la democracia sinaloense- debo sostener que esta elección convocará al menor número de votantes en la historia del estado en proporción al padrón electoral. Calculo que el número puede ir del 42 por ciento al 45 por ciento de participación y que es prácticamente imposible que llegue al 50 por ciento. Es más, podría asegurar que estamos en un escenario con amplias posibilidades de reducirse: A) Si se intensifica la guerra sucia y se percibe un ambiente hostil en torno al proceso. B) Si las últimas encuestas marcan diferencias mayores al 5 por ciento entre el primero y segundo lugar. C) Si el IEES sigue en la postura comodina en la que ha navegado, dejando de lado la ley y permitiendo que los partidos políticos hagan las cosas a su antojo, como en el primer debate, donde quedó claro quién manda en el proceso.

El candidato que resulte ganador tendrá un gran reto de legitimidad en su Gobierno. No tendrá el aval de la mayoría de los sinaloenses y quedará en la memoria colectiva que fue electo en un proceso gris y con el pestilente tufo de la trampa. Cuando un candidato se ufana de tener de su lado al órgano electoral, lejos de ganar pierde, en la democracia el triunfo en las urnas es apenas la primera parte. Gobernar es un arte que requiere de consensos y mayorías. Luego le seguimos..

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