viernes, 10 de febrero de 2017

Sinaloa bajo fuego, Quirino en el beisbol

O P I N I Ó N
 
                                                                                                                   J. Jesús Rojas Rivera
 
No es materia de este columnista hablar sobre los motivos que desataron la violencia en Sinaloa, no me especializo en asuntos de seguridad o narcotráfico, ese es un tema complejo del cual se dicen muchas cosas -no siempre verídicas- y es terreno propio para la especulación. Desde este breve espacio tampoco se pretende hacer un juicio sobre la estrategia de seguridad que, siendo cual sea, evidentemente no está funcionando.
Quiero más bien hablar de algo que me gusta y entiendo, se llama Comunicación Gubernamental, el sociólogo alemán Niklas Luhmann la liga íntimamente con la Ciencia Política y la Administración Pública, o con el Sistema Político en su conjunto.
 
La “government communication” plantea modelos efectivos para las múltiples formas de comunicación que se generan desde el gobierno para los gobernados, pero no en la lógica tradicional de mando-obediencia, sino más bien como un medio de legitimación y consenso que certifica las acciones del gobernante y respeta los derechos de información de los ciudadanos, además sirve como referencia de comunicación interinstitucional.
Las visiones más retardatarias consideran que el gobierno solo comunica en boletines y ruedas de prensa. Esta limitación de enfoques niega al gobernante el entendimiento del nuevo y complejo paradigma de comunicación que incluye las acciones, posturas, declaraciones y actividades del gobernante durante la función formal del cargo y sus tiempos libres, porque la envestidura es de 24 horas desde la toma de protesta hasta la conclusión formal del mandato.
 
De esta manera alguien debió decirle al Gobernador que asistir de manera desenfadada a la final del beisbol en uno de los días más violentos de los últimos años mandaría un mensaje claro de desinterés e indolencia sobre uno de los temas que ya se posicionaba como foco rojo en la opinión pública local y nacional.
 
Me queda claro que Quirino Ordaz Coppel tiene pésimos estrategas de comunicación, ese reducido equipo -no en tamaño sino en talento- le está complicando el arranque del mandato al punto que en sus primeros días de gobierno las referencias de aceptación o respaldo social van a la baja. El abucheo en el estadio lo confirma.
Desde la campaña se dijo en este y otros espacios que Quirino no sabe comunicar, en menos de 50 días de gobierno ha cometido errores importantees, lo que nos muestra que el modelo de comunicación está mal enfocado o simplemente no lo tiene. El gran error que a mi juicio están cometiendo en el equipo del Gobernador es, precisamente, la falta de un plan estratégico de comunicación gubernamental.
 
La teoría dice que cuando un gobierno enfrenta una crisis lo mejor que puede hacer un gobernante no es evadir las preguntas, sino trasmitir mensajes concretos y certeros en una línea de comunicación estratégica que se anticipe a las preguntas elementales que genera el caso. La anticipación a la acción noticiosa es un tema de alto valor para los gobiernos, si los equipos de comunicación logran entender la compleja lógica de la acción mediática y generan para ello un modelo de prevención-acción-reacción obtendrán entonces una herramienta de alto valor público que permitiría al gobernante mandar mensajes claros y efectivos.
 
Para evitar que el Gobernador diera declaraciones en materia de seguridad se decidió que el subprocurador de la zona centro, Julio Cesar Romanillo, fuera el vocero para tales temas. Pero la vocería ha servido de muy poco, porque la escueta información ha salido con tropiezos desde la oficina de comunicación social de la PGJE o de lacónicas declaraciones del procurador. Aún con ello, entrevistado al cierre de un evento con ganaderos minutos después del enfrentamiento en Villa Juárez, el Gobernador declaró en evidente tono de molestia que “apenas tiene un mes” en el cargo, en otro indudable traspié de comunicación.
 
Quirino tiene un gran reto y poco tiempo, debe poner orden al interior de su equipo. La construcción de la imagen de “buen gobernante” obligatoriamente pasa por el tamiz de la comunicación gubernamental efectiva, que tampoco debe ser entendida como el maquillaje para las malas decisiones. Yo no sé quién le dijo que asistiera al beisbol, pero él o la responsable de la acción le asestaron un golpe cuya cicatriz dejará profundas huellas en su gobierno. Así de importantes y definitorias son las decisiones en tiempos de guerra. Luego le seguimos.

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