viernes, 3 de febrero de 2017

A 100 años de nuestra Constitución

O P I N I Ó N
                                                                                                           Jesús Rojas Rivera

A días de festejar el centenario de la Constitución, debo confesar que es Venustiano Carranza uno de los personajes históricos al cual guardo mayor admiración. La Revolución Mexicana dejó a nuestro País partido en muchos bandos, esa idea rancia y falaz de una guerra entre el México de los pobres contra el de los ricos es algo que debe quedar superado en el ideario nacional. El movimiento revolucionario tiene múltiples aristas que deben ser exploradas sin ligereza, fuera del maniqueísmo de la historia oficial a la que muchas veces me he referido como la construcción de una “ficción nacional” que ha creado falsos héroes e impostado malvados villanos.

La ciencia histórica no juzga, me decía la doctora Laura Rueda cuando leímos “De los borbones a la revolución”, un extraordinario y didáctico texto para la enseñanza universitaria de la historia nacional. Para la investigadora, la Historia debe reducir los adjetivos en su narrativa, concretarse a explorar los hechos y dar un fiel recuento del “hecho histórico”, más allá de ello es ficción y las ficciones no construyen ciencias.

La historia me apasiona, tener claridad del origen nos lleva a prospectar mejor el futuro. Carlos Pereyra compiló una serie de ensayos de reconocidos historiadores y escritores mexicanos, “¿Historia para qué?” es un libro que le recomiendo ampliamente estimado lector, en particular los ensayos de Luis Villoro titulados “El sentido de la Historia”, y “La Historia maestra de la Política” de Arnaldo Córdova.

Sobre la Constitución de 1917 debo decir que recoge las más puras aspiraciones del derecho social. Como muchos de ustedes saben, nuestra Ley de Leyes ha sido referente y pilar en la legislación internacional, así como fuente de inspiración para otros ordenamientos jurídicos en países tan parecidos como los latinoamericanos y tan distintos como otros de lejanas latitudes.

De los sinaloenses que participaron en la redacción de la ley en 1916 y posterior promulgación constitucional de 1917, en el México postrevolucionario convocar a los constituyentes fue una tarea muy difícil, además de los evidentes problemas en las vías de comunicación, el poder político se sostenía en cacicazgos regionales que hacían muy difíciles los procesos de negociación y acuerdos.

A manera de reconocimiento y en conmemoración por este centenario de la Constitución, me permito una breve mención de nuestros constituyentes. Los sinaloenses por nacimiento o adopción que representaron a nuestro estado y a otras entidades del País en este proceso histórico que dio a nuestra Patria un marco normativo para la justicia, la paz y el desarrollo.

Pedro Zavala fue un ingeniero militar oriundo de Culiacán que figuró entre las filas de Madero y Carranza durante los tiempos revolucionarios, era además un prodigio con la pluma. Andrés Magallón fue un político de mucha trayectoria que desempeñó diversos cargos en la administración pública en el puerto de Mazatlán y el Gobierno federal, se le reconoce como pionero de la Escuela Náutica de Mazatlán.

Carlos Esquerro nació en Concordia y fue partidario de la causa maderista en Sinaloa, al triunfo de la causa fue nombrado diputado. En sus intervenciones defendió el derecho de pensiones para los trabajadores y revolucionarios. Cándido Avilés fue militar que defendió el puerto de Mazatlán contra las fuerzas “huertistas” en 1914, político cercano a Venustiano Carranza quien le otorgó buenas credenciales en el ejército “constitucionalista”. Emiliano García fue un liberal seguidor de la causa “magonista”, nacido en El Fuerte se dedicó a pregonar las ideas revolucionarias en el norte de Sinaloa. Ignacio Ramos Praslow, Antonio Guerrero, Emiliano Navarrete Ceceña y Antonio Norzagaray sean también recordados.

Estoy seguro que la Constitución no es perfecta, pasados 100 años de su nacimiento quedan muchas cosas por hacer. Nuestros esfuerzos y compromisos deben estar en su cumplimiento. Nuestra Constitución procura para nosotros libertad, igualdad, educación, democracia, independencia, en ella se guarda el legado de muchos hombres y mujeres que dieron su vida para un México mejor y más justo. Dejo constancia de este último párrafo para responderle a Sebastián y Santiago una pregunta que me hicieron en el marco de estos festejos: ¿Para qué sirve una Constitución papá? Luego le seguimos...

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