viernes, 7 de agosto de 2015

El trono de Beltrones

O P I N I Ó N

                                                                        J E S ú S   R O J A S   R I V E R A

Manlio Fabio Beltrones es un hombre hecho para la política, conoce a fondo los hilos que mueven al País, las reglas formales e informales del sistema. Es un estratega sonorense que entiende que en estos asuntos no hay derrotas eternas, ni enemigos pequeños. Teje fino, tiene una visión amplia del tablero, analiza y opera jugadas anteladas, siempre está con más tres movimientos de ventaja con sus oponentes. Alumno distinguido de la vieja escuela que se logró adaptar a los cismas, a las hecatombes electorales que ha sufrido el partido donde milita desde su juventud.

De agenda cronometrada, de información de primera mano, de reuniones ejecutivas, de impecable imagen, de absoluta formalidad, de inteligencia sobresaliente, de pasado oscuro, de procederes cuestionables, de lealtades quebrantadas. Manlio, como le llaman sus cercanos, está adaptado perfectamente al ambiente político mexicano, tiene una ruta trazada, va camino a Los Pinos.

Tuve la oportunidad de verlo trabajar en San Lázaro, se envuelve en un aura mística, su figura trasmite poder. Saluda amablemente a los diputados de oposición que detentan presidencias de comisiones, a los coordinadores de bancadas, a los potentados estatales, los demás, los diputados del "común" le son indiferentes incluyendo los de su partido. No regala gestos amables para nadie que no se los merece, sus aprecios son contados.

Sin embargo, tiene el control en la Cámara. Lo mantiene, le hablan con respeto y nada, absolutamente nada, se mueve sin su consentimiento. Le encargaron las reformas y sacó todas, incluida la que, en los cálculos presidenciales, más trabajo costaría: la reforma fiscal. Como el perfecto constructor de escenarios imposibles e impensables que es, dio muestra de su magia cuando el PRD y el PRI la sacaron juntos.

Pero no sólo es eficiente en la Cámara, lo es también en las batallas electorales. La última demostración de su eficaz infantería la dio en Sonora, el general Beltrones sacó avante la difícil candidatura de Claudia Pavlovich Arellano, operó con rudeza y no dio tregua a los panistas del desértico estado. Se les fue con todo, nadie lo detuvo, nadie se metió y coronó con la gubernatura.

Hace apenas unas semanas se rumoraba su ingreso a la Secretaría de Gobernación, los enterados decían que iba al PRI. Hoy se emitirá la convocatoria para el relevo de la dirigencia nacional tricolor. Se anticipa que no habrá competencia para el ex Gobernador de Sonora, saldrá como "candidato de unidad". Esa figura tan recurrida en el Revolucionario Institucional cuando los "astros" están alineados, muestra de ello es la figura que se anuncia para la secretaría general del CEN, la fórmula de Beltrones es Carolina Monroy del Mazo, sobrina de Alfredo del Mazo, nacida en la cepa del grupo Atlacomulco, señal inequívoca de los contrapesos aprendidos y heredados en la tradición del PRI.

El trono de Manlio no está en la dirigencia tricolor, él apunta más alto, está moviendo sus fichas y parece que en la operación va generando consensos. La eventual escalada del "beltronismo" ha dejado felicidad y tristeza en varios priístas sinaloenses. Algunos aprontados dicen que los del llamado "grupo Culiacán" serán favorecidos, otros incautos ven en el ascenso de Manlio la confirmación de la candidatura de Sergio Torres. Están equivocados.

Estudiar la carrera y las históricas decisiones de Manlio obliga a entender el sacrificio de los cercanos para dar paso a las negociaciones debidas. Dados los costos, Manlio no apoyaría a Sergio Torres, porque el sonorense es un hombre pragmático, de números y resultados, admira las carreras públicas de los actores que entienden la política como un arte y no como un capricho, se rodea de gente que da resultados. Sergio Torres está muy lejos de figurar en las admiraciones del próximo presidente nacional del PRI. Es su tropa, no su general y la construcción de las grandes victorias se condicionan siempre al sacrificio del rango menor. Sergio está ocupado en su campaña de los "morrines", los otros, los candidatos serios están tejiendo fino una candidatura a la gubernatura sinaloense que hasta hoy no tiene nombre. Luego le seguimos

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