viernes, 9 de septiembre de 2016

Escribir como ejercicio de libertad

O P I N I Ó N
                                                                                                          JESÚS ROJAS RIVERA
                                                         
Noroeste cumplió ayer 43 años, yo tengo aquí en la parte baja de la 4A poco menos de 3 escribiendo ininterrumpidamente cada viernes para usted. Soy un convencido de que los medios de comunicación juegan un papel importante y vital en las democracias modernas, son instituciones, mayoritariamente privadas, que cumplen roles públicos fundamentales. Para el análisis de un politólogo, los medios masivos de comunicación se pueden definir desde su función social multidimensional, como lo expone Dieter Nohlen: “desde el papel que juegan para el desarrollo de la cultura política democrática haciendo llegar a los ciudadanos un insumo esencial: la información de lo público”.

Dice Giovanni Sartori que no se puede entender la democracia sin medios de comunicación, más o menos libres o independientes. “Se dice que -en la democracia- las elecciones deben ser libres. Sin duda, pero también las opiniones deben ser libres, es decir, libremente formadas”, y por ello quiero felicitar a mi casa editorial. El politólogo italiano sostiene además que la democracia se apoya en la opinión pública y que la opinión pública surge del seno de los públicos que la expresan.

Es decir, la opinión pública que sirve a la democracia no es aquella que se gesta necesariamente en las salas de prensa de los gobiernos, tampoco es la que los intereses particulares de los dueños de los medios de comunicación pretendan imponer. La opinión pública debe responder a las opiniones de los públicos que la expresan y en Sinaloa no existe un periódico con mayor apertura para sus públicos que Noroeste.

La democracia no solo camina en la construcción de instituciones gubernamentales incorruptibles o procesos electorales a prueba de fraudes. La democracia camina también en un proceso cívico de formación ciudadana, de promoción de valores universal, de participación del individuo para decisiones colectivas y la evaluación de los gobernantes más allá de la urna. Los medios de comunicación son los mensajeros de la información, y la evaluación del ciudadano sobre los gobiernos mucho dependerá de la calidad de la información recibida, en este sentido también lo será de las decisiones futuras.

En esta parte es donde se presenta la gran disyuntiva para los ciudadanos, los políticos y los medios. Sabedores de este gran poder de influencia, los medios de comunicación se vuelven, en términos de Edmund Burke, un cuarto poder con características muy distintas al Legislativo, Ejecutivo y Judicial porque no se sujetan estrictamente a mecanismos de control constitucional, además, sus acciones circundan el subjetivo terreno ético del “deber ser”.

De entonces que los políticos y gobiernos en turno pueden tener en los medios de comunicación grandes aliados o grandes enemigos, esta lógica generalmente se puede reflejar en contratos publicitarios que, en la mayoría de los casos, marcan la línea editorial del medio respecto a la postura sobre el Gobierno y sus acciones.

Lo anterior lo sabía y lo tenía claro desde que Adrián López y Francisco Cuamea me invitaron a colaborar de manera gratuita en esta casa editorial. Fueron muy claros y puntuales en algo que debo reconocer se ha cumplido a cabalidad: “nunca nadie en este medio te habrá de pedir que escribas bajo consigna o línea editorial, el espacio es tuyo para la expresión de tus ideas, sujetándote a la responsabilidad que ello lleva consigo”. 

Y eso he tratado de hacer durante este tiempo. En este humilde espacio he plasmado mis opiniones puras, mis pequeños análisis y críticas claras a muy diversos temas de los asuntos públicos. Me he preparado, he leído y sigo leyendo para escribir para usted de manera informada y reflexiva, le confieso amable lector que he sentido la honrosa responsabilidad de saber que lo que aquí expreso será parte del juicio de mis deberes. Porque cada una de las ideas que plasmo quedarán guardadas en la memoria y el corazón de quien se toma amablemente el tiempo de leerme, porque sé también que estas y todas las letras que aquí se impriman permanecerán en la hemeroteca, física o virtual, que algún día podrán consultar mis hijos, y entonces estaré sujeto a su escrutinio para ver si su padre fue congruente con lo que dijo y con lo que hizo. 

Así, feliz, bajo esa gran responsabilidad es que tomo mi computadora y me pongo a escribir, para hacer la parte que me corresponde por un México y un Sinaloa más justo, más democrático, menos corrupto, más digno y mejor. Por eso es que Noroeste es y seguirá siendo mi casa. Muchas gracias... Luego le seguimos.

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