viernes, 2 de septiembre de 2016

¿Para qué invitaste a ese idiota?

O P I N I Ó N
                                                                                                       Jesús Rojas Rivera

Me asumo indignado, las ofensas del candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos no han sido menores. En sus discursos, Donald Trump les ha dicho de todo a los inmigrantes de varias nacionalidades, y con los mexicanos ha tenido una particular saña.

La estrategia de Trump es radical, busca la polarización del elector en un ejercicio nunca antes visto en los procesos presidenciales del vecino país. Según Freedom’s Lighthouse prestigiada casa encuestadora, Trump no levanta en su popularidad, su competidora Hillary Clinton se encuentra con ventaja suficiente en el complicado sistema electoral americano.

La base del discurso de polarización del neoyorquino se articula en la radicalización de la política migratoria y económica. Donald ha dicho que los migrantes, en particular los mexicanos, son los causantes de la violencia y la inseguridad, pero también ha enfilado sus baterías de odio contra sus aliados mundiales en el Pacífico y Europa. 

El candidato vino a México a demostrar que el Presidente lo recibe porque es un hombre importante, no vino a firmar la paz, ni a moderar su discurso. Enrique Peña Nieto dijo en un twitter que en privado le aclaró que “México no pagará por el muro” pero en la conferencia de prensa se limitó decir que “podemos aclarar y superar malos entendidos y llegar a conocernos mejor”, en una clara justificación a los discursos de su invitado. 

Peña Nieto ha sido severamente cuestionado, su sexenio refleja un caos de comunicación política. Nadie, ni los priistas, terminan de entender sus estrategias, viene de escándalos de corrupción, de ineficiencia, no termina de salir de un escándalo de plagio cuando se mete en otro de diplomacia y sumisión. Dicen varios en su partido que es él, y no Beltrones, el verdadero culpable de la derrota electoral de julio, y que con este nuevo capítulo de la visita incómoda las posibilidades para el tricolor en el 2018 prácticamente están canceladas.

El miércoles por la tarde en Arizona, apenas unas horas después de haber tenido la reunión en la Ciudad de México, el candidato republicano dio su más duro discurso contra los migrantes, como lo expuso Carlos Ximénes corresponsal de El País: “se acabaron las dudas”. Trump afirmó que se construirá el muro que será impenetrable y maravilloso, y que México pagaría por ello aunque todavía -refiriéndose al Presidente- no lo sepa. De ese tamaño la burla a la institución presidencial.
Pero el discurso de Arizona no acabó ahí, Donald Trump dijo también que habría una deportación masiva de todo aquel que entrara al país de manera ilegal, que todas las policías tendrían que ajustarse a la política migratoria para la requisa y detención de todo aquel sospechoso de ser indocumentado, que además los detenidos permanecerán encerrados hasta su deportación y que en política migratoria no habrá amnistía.

Aseguró que existen más de dos millones de ilegales “criminales” y en todo momento de su discurso plagado de odio y discriminación se hizo acompañar de padres que han perdido a sus hijos a manos de indocumentados. 

Para eso le sirvió la visita a México, para darle contexto al más agresivo de sus discursos, para aderezar su propaganda xenófoba y discriminatoria, y para mostrarle al mundo que aún de candidato tiene dominado y bajo control al Presidente del vecino país del sur. Donald jugó sus cartas y las jugó bien, seguramente repuntará un poco en las preferencias.

La gran pregunta que nos hacemos todos es ¿y para qué le sirvió la visita al Presidente? ¿Qué ganó México? ¿Qué ganó Enrique Peña Nieto aparte del linchamiento social? La última evaluación a la gestión del Presidente marca un 72 por ciento de desaprobación, varios analistas aseguraron que sería muy difícil que bajara de ahí porque la base electoral del PRI se mantendría apoyando al mandatario. Pero después de la visita de Trump podemos esperar cualquier cosa, si algo nos ha enseñado nuestro Presidente es que con su imagen todo, absolutamente todo puede pasar. Luego le seguimos...

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